jueves, julio 29, 2010
miércoles, julio 28, 2010
martes, julio 27, 2010
lunes, julio 26, 2010
Gabriel no quería verme. Insistí. Estuve dos horas fuera de su apartamento. Tijuana a cualquier hora es peligrosa, así que decirles la hora en que llegue al apartamento no tiene importancia. Cuando abrió la puerta entre sin mirarlo, él esperaba una palabra, pero a mi no se me da eso de hablar mucho, así que no tenia sentido estar a punto de entrar a su apartamento para “hablar”. En octubre la ciudad tiene un clima con vientos tibios y una atmósfera que reseca los labios de una manera deliciosa. Gabriel y yo teníamos varios meses sin vernos, la ultima vez fue en mi fiesta de cumpleaños, la recuerdo con gran éxtasis, bebí tanto que termine sobre el sofá de cuero color negro, yo sola me bebí una botella barata de Champagne que había comprado en San Isidro California, aquella mañana Gabriel despertó a mi lado, me cuidaba como siempre, estar a su lado me hacia sentir bien, cuando algo mal sucedía tomaba mis hombros y me decía con una voz ronca y dulce: Todo estará bien, saldremos a caminar un rato por la ciudad y todo estará mejor, siempre juntos, ¿no?
Siempre juntos, ¿cuánto tiempo es eso?, me lo preguntaba todo el tiempo, no quería entorpecer nada, quería ser perfecta, pero tampoco podría olvidarme de mi, de quien era, una totalmente imperfecta.
Siempre juntos, ¿cuánto tiempo es eso?, me lo preguntaba todo el tiempo, no quería entorpecer nada, quería ser perfecta, pero tampoco podría olvidarme de mi, de quien era, una totalmente imperfecta.
domingo, julio 25, 2010
http://www.mercadocampestre.com/
Me encanta este tipo de lugares, hoy lo recorrimos Mayu y yo, ahora en casa tengo varios alimentos artesanales y organicos.
Re-descubriendo mi ciudad que tiene lugares y momentos nobles.
Re-descubriendo mi ciudad que tiene lugares y momentos nobles.
viernes, julio 23, 2010
jueves, julio 22, 2010
miércoles, julio 21, 2010
Estacioné mi carro sobre el carril de desaceleración sobre la carretera.
Me senté afuera del auto y observe el tiempo y no el que uno carga en el celular o en algún otro reloj, -el tiempo que se respira-.
No se cuantos minutos pasaron, entonces me vi caminando sobre la carretera.
Los camiones ruidosos y enormes movían mi cuerpo al pasar tan cerca de mi.
Pensé en una maleta luego pensé en nada.
La carretera no se dibuja como hace 15 años pero sigue igual de peligrosa.
Pasan a mi lado puestos de tamales, elotes y cocos ambulantes, no quisiera voltear hacia atrás, no tengo intención de saber donde está mi auto.
Frió, la tierra.
Nublado, duele.
Sonrió y tomo una fotografía.
Yo en primer plano y detrás de mi nada.
Me senté afuera del auto y observe el tiempo y no el que uno carga en el celular o en algún otro reloj, -el tiempo que se respira-.
No se cuantos minutos pasaron, entonces me vi caminando sobre la carretera.
Los camiones ruidosos y enormes movían mi cuerpo al pasar tan cerca de mi.
Pensé en una maleta luego pensé en nada.
La carretera no se dibuja como hace 15 años pero sigue igual de peligrosa.
Pasan a mi lado puestos de tamales, elotes y cocos ambulantes, no quisiera voltear hacia atrás, no tengo intención de saber donde está mi auto.
Frió, la tierra.
Nublado, duele.
Sonrió y tomo una fotografía.
Yo en primer plano y detrás de mi nada.
lunes, julio 19, 2010
domingo, julio 18, 2010
Cuando escucho esta canción es para animarme y empezar de nuevo. Su tristeza me alivia me acomoda bien para seguir.
En mayo del 2009 escribe este texto, a partir de esta canción. Al final sigo siendo una romantica.
Happy Alone.
Nada parecía tener sentido. La mañana estaba igual que siempre y “Cita” la pequeña gata de color café oscuro tenia la misma cara de cansancio de todos días.
Alejandra tenia pereza de ir a trabajar, observaba por la ventana una mañana calida, con aire pacifico, acompañado por una estela de polvo, el árbol que daba justo a la puerta de su casa rozaba contra la pared y algunas hojas se desprendían.
Era evidente que el otoño estaba por aparecer, en la ciudad intolerante a cualquier cosa, digna de ser abandonada y jamás recordada y menos llorarla, ¿Cómo una ciudad puede ser tan intolerante?, en realidad los intolerantes eran quienes vivíamos en ella, la ibamos acabando y desgastando poco a poco.
Alejandra decidió quedarse en casa, y poner música, tomó a “Cita” entre los brazos y bajaron hasta la zona de lectura, tomo un libro de literatura japonesa y se tiro sobre el sofá color negro con textura en piel. El libro contaba la historia de “Kumi”, una adolescente que había encontrado por casualidad a “Oki”, un hombre con una característica especial, tenia la inusual manía de apuntar sobre su cuadernos de notas las coincidencias que iba teniendo con las personas de su alrededor o que iba conociendo durante el día. “Kumi” y “Oki” se conocieron una tarde, por casualidad ambos fueron a un parque a las afuera de Tokio, con la misma idea, leer un libro de cocina norteamericana, editado en el año 1987, ambos llegaron con unos minutos de diferencia al parque y al final terminaron sentados uno frente al otro, leyendo. Oki quedo sorprendido por esta maravillosa coincidencia y decidió anotarla en su cuaderno, segundos después estaba intercambiando palabras con “Kumi”, así empieza la historias entre “Kumi”, una adolescente y “Oki”, un hombre mayor que ella.
Después de unas hora de lectura Alejandra salio de un brinco de la sala de lectura, tenia hambre, no había desayunado y ya pasaban de las diez de la mañana, en su mente tenia aquella escena de “Kumi” y “Oki”, ambos sentado en el parque, y pensó que seria interesante viajar a Tokio, siempre le había atraído Japón y era obvio saberlo solo con mirar su biblioteca que estaba ubicado en el primer nivel de su casa, ahí existía toda una colección de libros de literatura, arte, fotografía y cocina con referencia a ese país, una colección que ella había hecho en escasos dos años.
Alejandra masticaba los trozos de una manzana verde e inmediatamente pensó en las casualidades y coincidencias, pareciera que de pronto la vida se había olvidado de ella, su vida era extremadamente cotidiana.
Mientras seguía masticando pensó en la ultima vez que había conocido a un hombre con similitudes a ella, coincidencias, cosas en común, y para su sorpresa no pudo recordar a nadie, incluso ninguno de sus tres hermanos compartía nada con ella, ni siquiera compartía con “Cita” la cara cansancio que tenia todas la mañanas la gata.
Sin importarle la falta de casualidades en su vida con otros seres humanos, decidió regresar a la biblioteca tomar el mismo libro y seguir leyendo y así poco a poco ella iba viviendo y metiéndose a la historia de “Kumi” y “Oki”, y viviendo a ratos una vida que no le correspondía, al final Alejandra se sentía Happy Alone. En algún momento lo contrario podria suceder.
Happy Alone.
Mónica Arreola
Nada parecía tener sentido. La mañana estaba igual que siempre y “Cita” la pequeña gata de color café oscuro tenia la misma cara de cansancio de todos días.
Alejandra tenia pereza de ir a trabajar, observaba por la ventana una mañana calida, con aire pacifico, acompañado por una estela de polvo, el árbol que daba justo a la puerta de su casa rozaba contra la pared y algunas hojas se desprendían.
Era evidente que el otoño estaba por aparecer, en la ciudad intolerante a cualquier cosa, digna de ser abandonada y jamás recordada y menos llorarla, ¿Cómo una ciudad puede ser tan intolerante?, en realidad los intolerantes eran quienes vivíamos en ella, la ibamos acabando y desgastando poco a poco.
Alejandra decidió quedarse en casa, y poner música, tomó a “Cita” entre los brazos y bajaron hasta la zona de lectura, tomo un libro de literatura japonesa y se tiro sobre el sofá color negro con textura en piel. El libro contaba la historia de “Kumi”, una adolescente que había encontrado por casualidad a “Oki”, un hombre con una característica especial, tenia la inusual manía de apuntar sobre su cuadernos de notas las coincidencias que iba teniendo con las personas de su alrededor o que iba conociendo durante el día. “Kumi” y “Oki” se conocieron una tarde, por casualidad ambos fueron a un parque a las afuera de Tokio, con la misma idea, leer un libro de cocina norteamericana, editado en el año 1987, ambos llegaron con unos minutos de diferencia al parque y al final terminaron sentados uno frente al otro, leyendo. Oki quedo sorprendido por esta maravillosa coincidencia y decidió anotarla en su cuaderno, segundos después estaba intercambiando palabras con “Kumi”, así empieza la historias entre “Kumi”, una adolescente y “Oki”, un hombre mayor que ella.
Después de unas hora de lectura Alejandra salio de un brinco de la sala de lectura, tenia hambre, no había desayunado y ya pasaban de las diez de la mañana, en su mente tenia aquella escena de “Kumi” y “Oki”, ambos sentado en el parque, y pensó que seria interesante viajar a Tokio, siempre le había atraído Japón y era obvio saberlo solo con mirar su biblioteca que estaba ubicado en el primer nivel de su casa, ahí existía toda una colección de libros de literatura, arte, fotografía y cocina con referencia a ese país, una colección que ella había hecho en escasos dos años.
Alejandra masticaba los trozos de una manzana verde e inmediatamente pensó en las casualidades y coincidencias, pareciera que de pronto la vida se había olvidado de ella, su vida era extremadamente cotidiana.
Mientras seguía masticando pensó en la ultima vez que había conocido a un hombre con similitudes a ella, coincidencias, cosas en común, y para su sorpresa no pudo recordar a nadie, incluso ninguno de sus tres hermanos compartía nada con ella, ni siquiera compartía con “Cita” la cara cansancio que tenia todas la mañanas la gata.
Sin importarle la falta de casualidades en su vida con otros seres humanos, decidió regresar a la biblioteca tomar el mismo libro y seguir leyendo y así poco a poco ella iba viviendo y metiéndose a la historia de “Kumi” y “Oki”, y viviendo a ratos una vida que no le correspondía, al final Alejandra se sentía Happy Alone. En algún momento lo contrario podria suceder.
Me dice: despacio. Yo acepto.
La noche calida, sus ojos aquí, caminamos por el centro de la ciudad, tal y como lo pensé, nada me asusta.
En cualquier momento podría amanecer y no me importa cuando se trata de ambos.
Ambos.
Cualquier cosa podría suceder.
Ambos.
Quiero que suceda.
Ella canta y la carretera nos une.
Me dice: ven. Yo acepto.
Su mano en mi cintura.
Me roba todo lo que soy. Yo acepto.
Mi boca te espera.
La noche calida, sus ojos aquí, caminamos por el centro de la ciudad, tal y como lo pensé, nada me asusta.
En cualquier momento podría amanecer y no me importa cuando se trata de ambos.
Ambos.
Cualquier cosa podría suceder.
Ambos.
Quiero que suceda.
Ella canta y la carretera nos une.
Me dice: ven. Yo acepto.
Su mano en mi cintura.
Me roba todo lo que soy. Yo acepto.
Mi boca te espera.
sábado, julio 17, 2010
sábado, julio 10, 2010
jueves, julio 08, 2010
domingo, julio 04, 2010
viernes, julio 02, 2010
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